jueves, 26 de diciembre de 2013

Rothko



"Hablan y hablan y no dicen nada.
No dicen nada." 
Tengo los oídos saturados

Ahi va una selección de rothkos para llenaros los ojos:





















Parálisis

Yo ya no seré libre como un pájaro, 
tú ya te has ido 
y me has dejado atadas las alas con nudos de silencio y 
secretos.

Libérame amor mío,
que pueda volver a conocer la carretera del Oeste
una, sólo una vez
más.
Que pueda ver fuegos en las calles
el absentismo del canto.

Libérame amor mío,
de esta inaguantable paz,
que es el sudor de tu muerte
impreso en mi carne.


octubre 2009




martes, 24 de diciembre de 2013

Nocturno nº1


Premisa:

Ultimamente duermo bastante mal. 
Lo que sigue es un experimento literario entre el sueño y la vigilia.
Alternancia febril de profecía y recuerdo en la lucidez nocturna. 
Solo la noche abre las puertas a la metafísica. La alucinación del cansancio ofrece al hombre la experiencia del límite entre la locura y la razón.

Días atrás yo,
con la cabeza llena de bichos luminosos desesperándome los nervios. Y fue así.
Despierta. Escribía. -Cede el cuello doblegado por el peso- me dormía y la frente 
sobre la página empezada. Otra vez despierta, seguí escribiendo. Volvía a cerrar los ojos. Venían volando en círculo. Despierta. Escribir ... así sin tregua hasta sentir que no quedaba nada. 
Nada que la noche me dejara ya decir, y ya acechaba la mañana.

Cuando leí a la luz del día las páginas de insomnio pude ver cómo un hilo muy sutil tejía todas las partes, del principio hasta el final.
Había olvidado casi todo. Mis palabras eran las de otra. 
O quizá fue la misma Noche,
su misterio,
voz 
en mí.
Tejer en canto sueño y vida
sombras, vuelo, mística y delirio. 
Quemar las horas de su reino
antes de amanecer el día 
el lento apagarse,
dejarse morir.

El texto es largo, y algo denso por momentos. Pensé en recortar algunas partes. Finalmente, preferí dejarlo así, tal cual me fue dictado, sin quitar ni añadir.

Lo publicaré a trozos, como si fuesen episodios.
Ahí va el primero.



             Composición VIII
                W.Kandinsky


- ESTO (NO) ES FILOSOFÍA - 


Te has esfumado, Hijo del Viento. ¿A qué no-lugares te lleva el tránsito de la noche temprana? Lástima -me digo- que no nos hayamos despedido. Pero bueno, no importa: ya te veré por ahí, en la próxima distopía desusada; y otra vez compartiremos  Todo, tu y yo, absolutamente todo el aire que nos separa, una a una, desde la primera a la última molécula, gases tóxicos incluidos, y también Nada, porque nada son, al fin y al cabo, una cifra, aún cuando ésta es muy alta, de moléculas anónimas. Y así encapsulado, el Sentido Absoluto circulará a velocidades ultrasónicas desde mis ojos a los tuyos y al revés, llenando el aire con las estelas de incontables y diminutos axiomas mareados. Será, todo esto, en la fugacidad de un instante preciso; una y mil veces. Destello de luna en la noche soñada.


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El punto es una figura geométrica adimensional: no tiene longitud, área, volumen, ni otro ángulo dimensional. No es un objeto físico. Describe una posición en el espacio, determinada respecto de un sistema de coordenadas preestablecidas”.

El punto geométrico es la más perfecta expresión gráfica de esa “x” indeterminada que Marc Auge denomina “no-lugar”. Hay dos rectas que discurren eternamente y, en un punto de su discurrir, se encuentran. Se fusionan. Cada una de las dos deja en ese punto de ser si misma para ser la otra y ser, al mismo tiempo, el punto. Y ninguna de las dos.

En el punto se da la confluencia de dos cuerpos con dos trayectorias, como inextensible instante de infinito; es decir, un (no)encuentro entre dos objetos (no)físicos, ya que el punto de encuentro carece de extensión, al igual que las rectas que se encuentran.

***(-Y sin embargo...-).(-Sin embargo tampoco me explico cómo a nadie se le halla ocurrido señalar una geométrica actuación del amor en los planos euclideos-). 

(...)

sábado, 21 de diciembre de 2013

sin título



Cinco pétalos desmayados,
sobras de la gerbera
esencia vaga
el hombre descubría su rostro dedo a dedo.

En el aletear de los pensamientos
se intuía el perfil de un gran secreto.
Y sin embargo se morían los minutos
sin una verdadera historia que narrar
ni un residuo aproximado,
nada que fuese testigo
de alguna vivencia.
Nada
que perforase el muro de mi frente.

-Oye,- decía el malabarista nostálgico
-las respuestas no llegarán
si de tus pensamientos troncos se desprenden
palabras como hojas-:
El otoño incumbe.

Se había perdido el nexo
o puede que el juicio,
o el sentido
doblado en el armario bajo llave.
Los reflejos robados a un cristal,
el rojo calla:
tiene espinas y grietas longitudinales.
Un sombrero negro cae sobre los ojos con
movimientos  de gitano
se sustrae a una imperceptible caricia.

En rigor lógico,
trasluce esa nada
que era la sombra de una mano.